Y aquí estoy cambiando el diseño de mi blog, como si eso me fuese a cambiar a mi.
Un poco o un nada quizá tenga razón.
Tiendo a maximizar las cosas insignificantes y a minimizar las verdaderas.
Y me quedé pensando en que sucede con los sentimientos que no se expresan. A veces, en mi caso, los guardo para las personas que SÍ puedan hacer algo por mi, y que SÍ puedan ayudarme con las cosas que necesito. Si no, contar las cosas solo va a crearme un conflicto de "Dar lástima" y yo, señores, no soy de esa clase de muejeres.
Estoy acostumbrada a desgastarme por muchas cosas, por que así me enseñaron que debía ser. Andar detrás de mi marido y guiándolo por el buen camino, pensar en mi hija siempre, y olvidarme de mi. Pero a veces me faltan tantas cosas que se me olvida que debo de ser ligeramente menos egoísta.
Pero no veo nada de malo en enojarme por no tener tiempo o libertad de regarla, por que la gente a mi alrededor la caga demasiado seguido y yo no puedo cagarla. No quiero tampoco sonar a un monstruo, por que estas cosas nunca las digo/decía, precisamente por que no tiene caso decirlas.
Y de nuevo, mi idiota navegador se trabó y no me dejó publicar la nota completa. Maldito seas Firefox!
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