martes, abril 19, 2011

Hoy fui al parque de diversiones.

Y me paseé por el sol, me mojé de agua y sudor, y tomé fotos.

Entre los cambios de juegos mecánicos y multitudes pensé en las cosas que me sacan de quicio y me di cuenta, de que soy muy poco tolerante. Pero antes las cosas se me resbalaban y juro por Dios que intento tener paciencia, pero me canso de ser paciente y me funciona mas ser impaciente, intolerante, e intransigente.

Y pensé también en dos maestros de mi facultad, quienes se ven simplemente espectaculares juntos. Pero no están juntos. Y eso es triste.

Y también pensé en que soy afortunada, estoy completa y a veces soy malvada y eso no es justo para el universo. Intentare, lo prometo, ser mejor persona.

domingo, abril 17, 2011

oh como quiero...

A veces, estando en clases, escribiendo poemas, pienso en ti. Pero no le digas a nadie, que no quiero subir tu ego.
Sueño despierta y en mi sueño me mandas un mensaje de texto, pidiendome que salga.
Mientras camino hacia el pasillo central de la facultad, suena una canción noventera de fondo, mientras te busco entre la multitud, y finalmente te encuentro.
Parado en medio del pasillo, con un cactus en la mano, por que no soy del tipo de chica a quien le das rosas, y al acercarme me abraces y me beses.
Despacito, slow motion, suave y romántico.
Pero despierto, estas bien lejos, y solo espero llegar a casa.

jueves, abril 14, 2011

Y el amor.

Ah, hoy ando cursi.
Y ya lo dije, ahora debo de escribir algo cursi.
Pero la cosa es, monólogo, que no sé que escribir.
Amo intensamente la soledad de mis pensamientos, el hacer eco yo sola en mi cabeza y darle vueltas a lo que voy a plasmar.
No busco muchas palabras ni me baso en cuentos griegos para decir o escribir lo que pienso,
lo que quiero y lo que busco es, como todos, ser feliz. Amar y ser amada. Como solo quiere una persona normal.
Quisiera una historia de amor que contarle a mis hijos.
Como aquella vez que estaba enamorada y no lo quise admitir, y un beso dijo mas que todas las palabras del mundo.
Como aquella vez que temblé cuando tocaste mi espalda.
Como aquella vez que, como dice la canción, me enamoré de un amor poco prudente.
Como quisiera, en serio, ser la chcia de las películas, que habla del amor y sabes que le fue bien , pues al final está narrando la película.
Pero no soy de historias, soy mas de hechos. Y el hecho es que no encuentro nada cursi ni amoroso que escribir.
Y eso apesta como la mayoría de las cosas, pero no importa, por que el amor apesta.

Una vez conocí a un chico que era aventurero, trotamundos, músico y poeta, era uno en todos, o quizá era todos en uno y era mayor que yo, a mi me faltaba lo aventurera y trotamundos. Y me enamoré, tan perdida y locamente como solo lo hace un adolescente, que quiere sentir todo al máximo, sea o no de provecho y, como todas las historias de amor, me rompí el corazón, y no hay peor ruptura que por ingenua. Afortunadamente, alguien vino, recogió mis piezas y me armó de nuevo. Y al abrir mis ojos, y volver a nacer, me aferré a lo primero que vi. Y lo amé con locura.

domingo, abril 10, 2011

No quiero llegar a vieja

Hablando con Víctor le comenté que no quiero llegar a vieja.
Quizá me da miedo depender de alguien o morir en el olvido.
O quizá dejar de valerme por mi misma, que me de diabetes, o cáncer, tener fallas con la presión y esas enfermedades de viejito que dan flojera.
Pero verán, que como no quiero mas hijos, pues no habrá mucha gente que me cuide, por tanto, no quisiera ser una carga para mi única hija, que debería de vivir su vida en lugar de estar de enfermera conmigo.
Y pues, no poder hacer lo que me gusta hacer por estar vieja, no es mi estilo. El momento ideal para morir, sería cuando mi hija tuviera 30. Sería ella una mujer hecha y derecha y no le haría falta.
Decidido, cuando tenga mi hija 30 años, viviré al límite.
Pero bien dicen que Dios no cumple caprichos ni endereza jorobados.
O mejor dicho; cuando te toca, aun que te quites, cuando no te toca, aun que te pongas.

Saluditos, lectores imaginarios

lunes, abril 04, 2011

100

Y de pronto llegué aquí, a mi entrada número 100. Y la verdad la escribo por escribir y tener una entrada numero 100.
Mi número favorito es el 22, pero por alguna razón los 100 están sobrevalorados y se ven chidos.
Creo que me compraré un gansito para celebrar mi entrada numero 100.
Una pequeña y deshabrida sin sentido entrada numero 100...

domingo, abril 03, 2011

Razones por las cuales no empezar un blog.

Nadie te lee.
Esta pasado de moda.
El facebook ha matado el bloggin'.
Después de tus "episodios" bloggers te tardas meses en vovler.
No serás ni rico, ni famoso.
No conoces a la suficiente gente.
No te llevas con la suficiente gente.
Los "seguidores" casi no te siguen.


Razones por las cual empezar un blog:
¡P O R       T U S       G Ó N A D A S!

¿Así o mas claro?
So, keep on bloggin.
Por que no importa quien te lea, que tan anticuado sea, cuantos veces uses el facebook, cuantos meses quede olvidad, el dinero que no te deja y la gente que no conoces, SI MANTIENES VIVO A TU BLOG, es como tener un hijo vago. Siempre sabes donde encontrarlo, pero no debes de ir por el mas que cuando sea absolutamente necesario.

Cariñitos desde este lado de la pantalla.

En las casas de las abuelas.

En la casa de mi abuela hay una vitrina con muchos vasos y platos de cristal, la recuerdo desde siempre, y ahora puedo entender por que nunca pude jugar con ella de pequeña.
La mayoría de esos vasos y platos, tiene mas años que la mayor de mis tías, y mas valor que la sortija de casada de mi abuela.
Me imagino que son de sus padres, o quizá de algún pretendiente. Tal vez hubo un amor adolescente que no dolió, que la cortejó intensamente, pero tuvo que decir que no.
Tal vez le dijeron que los cuidara para siempre por que son un recuerdo de donde viene, por tanto, de a donde va.
Una vez me senté una hora seguida, solo a ver la vajilla guardada y empolvada, intentando descifrar el misterio del  cautiverio, pero no pude. Esas cosas son tan sagradas que no se sacan ni en navidad. Ni cuando pidieron a mis tías o a mi madre. Ni cuando celebramos la independencia.
Y hay tantas cosas guardadas en las casas de las abuelas, vestidos viejos en los que jamás volverán a entrar, o jamás volverán a usar, medias viejas de satín, Trajes de los abuelos difuntos. Juguetes olvidados por los nietos mayores.
Pero sobre todo. Hay nostalgia.
A veces sorprendo a mi abuela haciendo nada, mas que ver el horizonte. Sentir el aire.  Mojar sus pies en una cubeta. Por alguna razón a las abuelas les gusta hacer eso.
Me pregunto si realmente están en blanco, o escuchan el murmullo, como el de un restaurante a la hora de la comida, de los años.
En las casas de las abuelas retumban los ecos de todos los niños que pasaron por ahí. Y faltan también las quejas de las madres abnegadas, los gritos ahogados por esposos machistas, las lagrimas guardadas por hijos injustos. Y sobre todo, los sueños de mujer que pudieron perder o ganar.