Andrea corre. No sabe a donde. Solo corre.
Crece, y no le gusta, intenta adelantársele al tiempo. Pero no puede. Por alguna razón, el tiempo corre mas rápido que nosotros. Y termina por rebasarnos.
Del otro lado de la ciudad. Andrés está sentado, viendo a la gente pasar.
¿Por que tienen tanta prisa?
Por que el tiempo no es suficiente, a nadie le sobra y él lo está desperdiciando.
Pero Andrés no sabe eso.
Andrea se da cuenta de que no es lo suficientemente rápida. Toma un taxi y pide ir al centro. Justo en Morelos y Juarez el tráfico es un asco, ella paga el taxi y baja corriendo, esperando haberse adelantado un poco.
Andres sale de un OXXO, armado con un café, periódico y una cajetilla de cigarros.
Andrea no lo ve.
Andrés piensa que viene muy rápido.
Chocan.
Café sobre periodico, Andrea sobre Andrés, Andrea con Andrés, Andrea en Andrés.
Ambos se rehúsan a crecer, sin embargo aquel sabe que es inevitable, aquella prefiere creer que puede cambiarlo.
Algo en Andrés logró que Andrea decidiera detenerse y seguir con su carrera mañana, Algo en Andrea impulsó a Andrés a levantarse de su letargo y comenzar a caminar.
No es su nombre, análogo para ambos géneros.
No es su naturaleza antagónica.
No es su percepción distinta del tiempo.
¿No te gustaría envejecer conmigo?
Me encantaría.
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