sábado, julio 30, 2011

MONÓLOGO

Esta persona eres tu. Dos ojos. Dos orejas. Dos manos. Tus piernas, tus pies, tus labios.
Eso que sostienes en la mano es un revólver, pero como no sabes de armas, no sabes la marca o el modelo. Y estás jugando a la ruleta rusa.
Dentro del carrusel hay una sola bala, tu lo giras, y cierras, apuntas a tu sien, y jalas el gatillo.
De tu sien izquierda sale un proyectil, esparciendo sentimientos por toda la sala, dejando una linda mancha en la pared.
Junto con la bala salen pensamientos que esperabas que murieran contigo:
Ser pelirroja.
Ser amada.
Ser amante.
Tomar cerveza
Usar aretes.
Comprar botas.
Mirar a los ojos.
Besar mejor.
Salir con alguien más atravtivo.
Y estás ahi, condenándote al infierno de los suicidas. Pasando tiempo con las personas que valen la pena. Enamorándote de extraños. Gente a la que no ves seguido, pero te dejan marcada.
Y pasas de ser una persona, a ser una mujer.
Sientes el calor en tu cuerpo. Ves tus senos. Observas al rededor.
Y continúas jugando con el revólver. Es un revólver guapo. Es tu novio. Es tu jefe. Es tu esposo. Es también aquel extraño del metro. Es tu maestro de química.
Y juegas como si se tratara de una almohada, que al chocar contra tu cabeza no provocara nada.
Pero provoca. Un cambio extraño. Y de pronto, tu ruleta rusa, se convierte en una apendicectomía, estás sacando algo que, ni te beneficia, ni te perjudica.

1 comentario:

Gonzinko dijo...

Amo las ruletas... Y las rusas me encantan... Pero todo junto, se vuelve un poco peligroso...Saludos